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José Barros
Homenaje de la revista Semana
Por Orlando Ramírez Casas ORCASAS.
Diciembre. 28, 2015
---------- Mensaje reCIBIDO ----------
De: Orlando Ramírez Casas <orcasas1945@gmail.com>
Asunto: José Barros, homenaje de la revista Semana
Para:
CCO
NTC
… Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia
Hola, jóvenes:
Antes de que se me vengan encima los críticos de esta reseña de lectura, hago la advertencia de que:
“Considero al maestro José Barros uno de los compositores más grandes de nuestro país, y sus obras La Piragua, Pesares, El guere guere, El picaflor, Arbolito de navidad, La llorona loca, El pescador, Las pilanderas, Momposina, Palmira señorial, Busco tu recuerdo, Como tú reías, El Patuleco, Navidad negra, El vaquero, El gallo tuerto… un inmenso aporte a la producción musical colombiana”. (Esta afirmación es mía. Que conste que esta afirmación es mía).
Con motivo del centenario de nacimiento del maestro José Barros (12 de marzo de 1915 al 12 de mayo de 2007) la revista Semana (con el copatrocinio del grupo Sura y de Todos por un Nuevo País) regaló a sus suscriptores un bello folleto de 63 páginas tamaño mediahoja titulado “Homenaje a José Barros”, muy bien editado, con el texto de la deliciosa crónica o perfil que encargaron al periodista barranquillero Alberto Salcedo Ramos, y con un CD. que contiene nueve versiones de la famosa cumbia “La Piragua”, un clásico de la música colombiana, en las voces de los cantantes colombianos Adriana Lucía, Orlando “Cholo” Valderrama, Andrés Cepeda, Carlos Vives, Juan Fernando “Fonseca”, José Darío “Chabuco” Martínez; Catalina García, del grupo Monsieur Periné; Herencia de Timbiquí, Cauca; y la instrumental de Antonio Arnedo (saxofón soprano) y Ramón Benítez (bombardino), con acompañamiento orquestal de Los Niños de El Salado (Bolívar). Tiene profusión de fotografías a color, y un par de fotografías en tono sepia que denotan su antigüedad.
La segunda ilustración muestra una valla que hay a la entrada del municipio de El Banco, Bolívar, con un dibujo del maestro en mangas de camisa y sin cachucha y el texto “Bienvenidos a El Banco, tierra de José Barros, tierra rica en cultura”. Es un letrero destinado a los turistas por dos razones elementales: Porque los lugareños saben que ese es El Banco, sin lugar a dudas; y porque sus paisanos siempre le dijeron Benito Barros al maestro, y aún le dicen, por el segundo nombre de pila de José Benito Barros Palomino. Algunos lugareños entrevistados por Salcedo le dijeron que “Para nosotros era Benito, aquí nadie le decía José… El banqueño que no hable del maestro Benito a la entrada, es porque lo va a hacer a la salida… Yo creo que sí se siente su presencia, compadre, porque el maestro Benito le hizo canciones a todo lo que usted ve por aquí”. Hasta el propio José Barros cuando estaba en El Banco dejaba de ser José para ser Benito: “El negro maluco… /que venga solo, si es machito, /pa´ que se las vea con Benito. /Que venga solo, y seamos francos, /pa´ que sepa que yo soy de El Banco”.
Dice Salcedo Ramos que “los melómanos amamos a los músicos, pero a veces nos comportamos como sus aguafiestas” porque en su recorrido por la ruta de La Piragua encontró en “las playas de amor en Chimichagua” que lo que había era “un pantano repulsivo donde se suponía que debía estar un lago inmaculado” y que de tal idílico lugar descrito por Barros en su cumbia no había ni señales porque “¿Playas de amor? Debe ser otra licencia poética del maestro. En Chimichagua, como en cualquier puerto fluvial de la región Caribe, prevalece una atmósfera de laboreo y de compraventa de plátano y pescado que no parece apropiada para idilios”. Leyendo tal cosa recordé cuando en Cúcuta me fui a buscar “Ay, ay, ay, si las ondas del río te llevaran las quejas del corazón” y encontré que las “Ondas del Pamplonita” no existían sino en mi mente y en la del compositor Elías Mauricio Soto porque, en la realidad, el río era pedregoso en verano, y enfurecido en invierno, y no había nada de airosas ondas para ver. El barquero Ángel Lima, que transportó a Salcedo, le hizo la aclaración: “Esto sí era una playa de amor, póngale la firma. Antes el puerto de Chimichagua era más solo, y los novios venían de noche a hacer picardías”.
El a veces despalomado Sr. Google informa, a quien quiera averiguar por el maestro, cuál es su nombre completo y cuáles sus fechas de nacimiento y muerte; pero no dice nada de sus esposas, y de sus hijos solamente menciona a Alberto Barros como si hubiera sido hijo único, pero eran nueve.
“La piragua”, en la voz de Alberto Barros Caraballo:
Sobre la prole de Barros dice su hija Verushka al periodista Salcedo que “Mi papá se casó primero con la señora Tulia Molano, y con ella tuvo dos hijos: José y Sonia. Después vivió con la señora Amelia Caraballo, y con ella tuvo cuatro: Adolfo, Alfredo, Alberto, y Abel (el clan de la A). Luego vinimos nosotros tres (el clan ruso) con Dora Manzano, mi madre, que fuimos los últimos: Katiushka, Verushka, y Boris”.
Dice doña Wikipedia de Google que el maestro José Barros era “de nacionalidad brasileña”. Se equivoca. El que tenía dicha nacionalidad era su padre Joao José Barros Traviseido, fallecido cuando el hijo tenía sólo tres años de edad. Se cita en ese artículo una entrevista concedida por el maestro Barros. Dice Salcedo Ramos que “a los compositores no les pedimos fidelidad documental, sino que nos maravillen”, y dice Barros en la entrevista que:
“… es que cuando yo anduve recorriendo mundo conocí a mucha gente. A mí me grabó Bienvenido Granada, con la Sonora Matancera, los temas A la orilla del mar y El Chupaflor. Charlie Figueroa se hizo famoso con 12 boleros antillanos de mi autoría, entre ellos busco tu recuerdo, culpa al destino y por eso me voy. Mi canción pesares, que es una de mis preferidas, fue grabada por Julio Jaramillo, María Dolores Pradera, Rolando Laserie y Rocío Durcal. El gallo tuerto todavía arma escándalo en México y ahora, según me informaron La Piragua fue grabada por una orquesta sinfónica de Francia. La Billos Caracas Boys y los Melódicos de Venezuela, también grabaron varios temas míos, como navidad Negra y Palmira señorial”.
Ahí el que le juega a las equivocaciones es Barros, porque confunde la obra “A la orilla del mar”, de su autoría; con la obra “En la orilla del mar”, de la autoría del cubano José Berroa. El tema ya lo debatimos ampliamente, con aporte de argumentos y datos confiables, en el blog de ACME (la asociación de coleccionistas de música de Cali) y en mi blog Postigo de Orcasas. Pero no nos metamos con eso, que es otro cuento. Conoció el maestro Barros en México al compositor Agustín Lara, de quien podría pensarse que era parco en elogios hacia sus colegas, pero le hizo el cortés homenaje de decirle que consideraba a Barros “el compositor más grande de Latinoamérica", según dice doña Wikipedia. A mí no me gustan las afirmaciones tajantes de tinte tropical de que Maradona es más grande que Pelé, o que Messi es el mejor futbolista de todos los tiempos, porque tales afirmaciones son subjetivas y la forma de medir o cuantificar está condicionada por diversos factores. Decir que Fulano o Sutano son el más grande de cualquier cosa, o que tal canción es la más bella jamás compuesta, no me gusta. No porque yo no crea que el personaje está entre los grandes de lo suyo (sea pintor, escultor, músico, cantante, boxeador, futbolista, o lo que sea), o porque tal canción esté entre las más bellas de su género (de bolero, tango, vals, pasaje, cumbia, o lo que sea). Lo mismo dirán en Puerto Rico de Rafael Hernández, en México de Agustín Lara, en Cuba de Ernesto Lecuona, y pare de contar con el músico al que se quiera homenajear en tal o cual momento, y en tal o cual lugar. En la contrasolapa del folleto se recoge la afirmación atribuida a Lara, en la reseña sobre el periodista Salcedo Ramos, diciendo que Barros era “considerado por muchos el más grande compositor que tuvo América Latina”. Grande sí fue, no tengo dudas, pero… ¿El más grande? ¿Alguno, entre tantos, puede considerarse como el más grande?
El Banco queda en una confluencia que da lugar a una frase que, a mi modo de ver, está mal citada: “Lo llaman la despensa de los tres sures, por el Sur de Santander, el Sur de Bolívar, y el Sur del Magdalena”. Es una imprecisión, y pienso que los que así le dicen a ese municipio lo que quisieron decir fue que a El Banco “Lo llaman la despensa de los tres sures, por Santander del Sur, por el Sur de Bolívar, y por el Sur del Magdalena”. La razón es muy sencilla, puesto que El Banco limita es con la parte norte del departamento de Santander del Sur que, por cierto, los santandereanos consideran que está mal dicho porque, según ellos, los dos departamentos del oriente colombiano se denominan simplemente Santander, y Norte de Santander, con sus gentilicios de santandereanos y nortesantandereanos. Para ellos eso de Santander del Sur no existe, ni existen los santandersurianos.
Cita Salcedo Ramos a José Nayib Bayter, exalcalde de El Banco, quien dijo que: “Cuando estaba viejito se volvió olvidadizo. Un día fui a visitarlo y empecé a cantar una cumbia de él que se llama Caminito de Luna. Le pregunté que si la había oído, y respondió muy serio que: me suena, me suena. Yo le dije ¿Y cómo no te va a sonar, gran pendejo, si es tuya?... Después me quedé pensando que ¡No joda!, es mucho pedir que este viejo bello, a los noventa y pico de años, tenga cabeza pa´recordar las casi mil canciones que hizo”.
En esta semblanza hecha por Alberto Salcedo Ramos se habla de la faceta del malgenio neurótico del maestro que afloraba en muchas ocasiones, pero también de la faceta tierna del hombre cuya esposa lo deja solo con sus tres hijos pequeños porque no es capaz de soportar su aspereza de carácter, y él se convierte, comprensivo con el primer beso de su hija mayor, y con la primera menstruación de su segunda hija, en lo que su hija Verushka define como “la mejor mamá del mundo”.
Se cita en el texto una de las frases favoritas del maestro José Barros: “El hombre se acaba, la música sigue”.
Viene al final el disco CD. mencionado, y en él encuentro una curiosidad para la cual copio primero, con el fin de que ustedes comparen los gazapos de interpretación, la letra de la cumbia “La Piragua”
Historia de la grabación de La Piragua, contada por José Barros:
“Me contaron los abuelos que, hace tiempos,
navegaba en el Cesar una piragua
que partía de El Banco, viejo puerto,
a las playas de amor en Chimichagua”.
“Capoteando el vendaval, se estremecía
e, impasible, desafiaba la tormenta.
Un ejército de estrellas la seguía,
tachonándola de luz y de leyenda”.
“Era la piragua de Guillermo Cubillos,
era la piragua, era la piragua.
Era la piragua de Guillermo Cubillos,
Era la piragua, era la piragua.
La piragua, la piragua,
la piragua, la piragua”.
“Doce bogas con la piel color majagua,
y con ellos el temible Pedro Albundia,
en las noches a los remos le arrancaban
un melódico rugir de hermosa cumbia”.
“Doce sombras, ahora viejas, ya no reman.
Ya no cruje el maderamen en el agua.
Sólo quedan los recuerdos en la arena,
donde yace dormitando la piragua”.
Gabriel García Márquez le recitó la letra a una señora que se le acercó en un aeropuerto, pero tuvo que explicarle palabra por palabra lo que significaba aquello de “piel color majagua” y otras cosas macondianas por el estilo.
Pónganle atención a esa letra, y díganme si tiene lógica y sentido, o está equivocada. Pido hacer este ejercicio porque buscando en Google la letra me encontré con unos errores de oído en la transcripción. Como todo marinero sabe, cuando en altamar aparece un vendaval hay que capotearlo a la manera en que los toreros capotean a los toros bravos; pero a un transcriptor le pareció que lo que los bogas hacían era “zapotear el vendaval” y quién sabe lo que quieren decir con eso. A otro le pareció que los bogas “chapoteaban la tormenta”, pero tales tormentas no se prestan para chapoteos. Hay cosas de concordancia de género, como decir que el sustantivo boga termina en a, pero es masculino: El boga, los bogas. Por lo tanto, si el sol al dar sobre la espalda de un boga viejo proyecta una sombra, es una sombra vieja; y si son doce bogas viejos, son doce sombras viejas. Ahora, bien, un hombre puede desafiar impasible una tormenta, pero al transcriptor le pareció que el hombre “invasible desafiaba la tormenta” ¿Invasible? ¿Qué querrá decir con eso? Debe ser algo como “la libertad de ublime”. Llama mi atención que en las ocho piraguas cantadas que trae el CD. hay varias fallas de oído por parte de los transcriptores de la letra, y los cantantes asignados las cantan tal cual se las copiaron sus transcriptores:
Adriana Lucía: "… y con ellas el temible Pedro Albundia…" (doce bogas)
Cholo Valderrama: "zapoteando el vendaval se estremecía" (capoteando)
Cholo Valderrama: "… impasible doblegaba la tormenta…" (desafiaba)
Andrés Cepeda: "zapoteando el vendaval se estremecía" (capoteando)
Andrés Cepeda: "doce sombras ahora viejos ya no reman" (viejas)
Catalina García (de Monsieur Periné):
"chapoteando el vendaval se estremecía" (capoteando)
Catalina García (de Monsieur Periné):
"… y con ellas el temible Pedro Albundia…" (doce bogas)
Carlos Vives: "… invasible desafiaba la tormenta…" (me parece oír invasible en vez de impasible)
Fonseca: "era la piragua, ay, de Guillermo Cubillos" (suena como Y)
Fonseca: "doce sombras ahora viejos ya no reman" (viejas)
Chabuco: "zapoteando el vendaval se estremecía" (capoteando)
Chabuco: "doce sombras ahora viejos ya no reman" (viejas)
Chabuco: "ya no cruje el maderajen en el agua" (maderamen)
Timbiquí: "chapoteando el vendaval se estremecía" (capoteando)
Timbiquí: "doce sombras ahora viejos ya no reman" (viejas)
Hasta ahí lo que mis escleróticos oídos creyeron oír al escuchar el interesante CD que permite comparar diferentes versiones en el melódico rugir de esta hermosa cumbia, mientras me deleitaba con la lectura del agradable texto de Alberto Salcedo Ramos.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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La edad, por sí sola, no hace a nadie mejor ni más sabio; sólo acentúa lo que cada uno ha sido siempre. El que es miserable, no se vuelve generoso con los años, se vuelve más miserable; y el calavera, se convierte en un viejo verde.
(Isabel Allende, en El amante japonés)
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De: Orlando Ramírez Casas <orcasas1945@gmail.com>
Fecha: 29 de diciembre de 2015, 18:32
Asunto: Más sobre La Piragua
Para: Ramírez-Casas Orlando2 <orcasas1945@gmail.com>
Cc: Díaz-Ayala Cristóbal , Bassi Labarrera Rafael
Fecha: 29 de diciembre de 2015, 18:32
Asunto: Más sobre La Piragua
Para: Ramírez-Casas Orlando2 <orcasas1945@gmail.com>
Cc: Díaz-Ayala Cristóbal , Bassi Labarrera Rafael
Hola, jóvenes:
A raíz del tema de La Piragua, el estudioso historiador y coleccionista de música costeña Rafael Bassi Labarrera (Ricobassilón) nos ha enviado el enlace de You Tube con un documental de la productora Palo e´Coco realizado en el 2009 sobre la historia de la grabación de esa cumbia del maestro José Barros. Muy interesante, y encuentro curioso que el cantante atlanticense Gabriel Romero, que fue el primero en grabarla con los Black Stars en el año de 1969, cante “doce sombras, ahora viejos, ya no reman”, lo que me da a entender que el error en la letra posiblemente es del mismo compositor José Barros. Digo esto porque el adjetivo masculino “viejos” en este contexto no se está refiriendo a doce pescadores, ni a doce remeros, ni a doce tripulantes, ni a doce pasajeros, sino a doce “sombras”, y como “sombras” es un sustantivo femenino, pues de lógica son “doce sombras ahora viejas” las que ya no reman. Pero Romero, además, también puso a “zapotear” el vendaval que debió ser “capoteado”.
“La piragua” en versión de Gabriel Romero con los Black Stars:
El dominicano Johnny Ventura también la grabó con su Combo y cambió el “melódico rugir de hermosa cumbia” por un “melódico rugir de alegre cumbia”. También le dice “viejos” a las doce sombras y cambió además las “playas de amor de Chimichagua” por unas “playas de amor de Chirichagua”.
“La piragua” en versión de Johnny Ventura y su Combo:
Tengo la sensación de que el compositor tuvo lapsus gramatical en la letra y de que cada cantante, a su vez, le cambia palabras. No solo eso, sino que es posible que cada vez que la cantan en diferentes presentaciones tal cual cosa le cambian aunque sin perder la esencia, claro.
El profesor Bassi, junto con el amigo Jaime Suárez Cuevas de la asociación de coleccionistas de música de Cali (ACME) tienen más de 100 versiones de La Piragua recopiladas, como lo registró la periodista Catalina Oquendo para el periódico El Tiempo:
Muy al comienzo del video, en el minuto 0:50, aparecen departiendo en grata camaradería el profesor Rafael Bassi Labarrera (de cachucha inglesa roja, camiseta granate y pantalón color caqui), el profesor Arnold Tejeda Valencia (de cachucha inglesa de color gris, camiseta de rayas horizontales, y sandalias), el profesor Diógenes Royet González (de guayabera guajira multicolor con bordados precolombinos), y los tertuliantes Andrés Campo Uribe y Aníbal Cotes Ojeda de camisas azul y blanca, de la cuerda de los asociados a Cirdamayer, el círculo de coleccionistas de música del ayer de Barranquilla.
Viendo el video me entero de que el maestro Barros anduvo con La Piragua debajo del brazo de una casa disquera a otra y no se la quisieron recibir porque los sabios comerciales consideraban que ese tema tan poético ¡no iba a pegar!, me entero de que Sonolux sí la grabó en la magistral interpretación de Gabriel Romero pero con el acompañamiento de los Black Stars de Medellín “un conjunto cachaco que no tenía el sonido ni el sabor de los carnavales en la Costa”, y que el lanzamiento extraoficial del disco ocurrió en La Habana, Cuba, porque los músicos con los 150 ejemplares de la promoción de lanzamiento fueron secuestrados en el avión Camilo Torres Tenorio de Avianca y llevados a la fuerza a la isla donde el tema pegó tanto que hay una caseta de baile muy conocida bautizada con el nombre de La Piragua y muchos cubanos creen que La Piragua es de ese país, ¡Vea, usté!
Alguno dirá que por qué botarle tanta corriente a los tras bambalinas de la grabación cuando lo que importa verdaderamente es la música, pero resulta que hasta los miembros de la Academia de Historia andaban averiguando “Quién diablos era ese temible Pedro Albundia”, para venir a enterarse de que Albundia es un apodo que a Barros se le vino a la cabeza simplemente porque rimaba con la palabra Cumbia. Así es que me puse a buscar cuál es esa piel color majagua, y encuentro que es un tono cobrizo de esos que me hacen estremecer.
¡Ay! ¡Quién hubiera conocido las playas de amor en Chimichagua, cuando todavía no estaban invadidas de vendedores de pescado!
Un abrazo,
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
PS: Gracias, profe Ricobassilón por el envío de este detalle navideño.
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La edad, por sí sola, no hace a nadie mejor ni más sabio; sólo acentúa lo que cada uno ha sido siempre. El que es miserable, no se vuelve generoso con los años, se vuelve más miserable; y el calavera, se convierte en un viejo verde.
(Isabel Allende, en El amante japonés)
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De: Orlando Ramírez Casas <orcasas1945@gmail.com>
Fecha: 30 de diciembre de 2015, 1:24
Asunto: Acerca de La Piragua
Para: Ramírez-Casas Orlando2 <orcasas1945@gmail.com>
CCO : NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia
Fecha: 30 de diciembre de 2015, 1:24
Asunto: Acerca de La Piragua
Para: Ramírez-Casas Orlando2 <orcasas1945@gmail.com>
CCO : NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia
De: Eduardo
Ceballos
Hombre
Orlando... Completamente enriquecedores tu par de artículos sobre José Barros.
Y resumo en
esta mail un par de comentarios sueltos a título personal y me sabrás
comprender... La más bonita a mi parecer es la de la orquesta de los Hermanos
Martelo cantando Johnny Moore...
El segundo
comentario es que la primera versión de La Piragua no es la de Gabriel Romero
con los Black Stars sino la del Trío Los Inseparables, del cual el mismo
José Barros hacía parte y entiendo que
fue grabada por el año 1958, como dices
años antes que la de Romero que fue la
más famosa. Te adjunto * dicha versión
de Los Inseparables.
Esto tiene
de bueno la música. De tanto va y viene se aprende y se disfruta; y de eso se
trata.
Eduardo
Ceballos Arango
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Mi querido Edoceb:
Ya había leído que la del Trío los Inseparables era la primera versión grabada de La Piragua, diez años antes de la que popularizó Gabriel Romero, pero no sabía que el maestro José Barros fuera integrante del trío y creo que la de él es, precisamente, la primera voz o voz cantante que se escucha en la grabación que tú me envías y que te agradezco. Escuchándola, me encuentro con que esa primera versión habla de "hermosa cumbia", pero a mi modo de ver tiene ritmo de bolero rítmico o bolero son, más que de cumbia. Hacia el final el coro se acelera y toma ritmo de lo que creo que es un mapalé. En todo caso, a mi modo de ver, el ritmo de cumbia brilla por su ausencia en esa primera versión que encuentro no sólo curiosa sino bella. Entiendo por qué a los productores originales les pareció una canción demasiado poética y a la que le faltaba candela. Se requería del arreglo musical aportado por los Black Stars y Gabriel Romero para darle el sabor que conocemos.
En cuanto a la letra original, mis oídos no logran precisar si los labios de Barros al referirse a las doce sombras que ya no reman pronuncia "viejas" o "viejos", por lo que no sé si el error de concordancia de género es suyo o es de los oídos de quienes luego lo copiaron. Veo que en la primera versión La Piragua no "partía", sino que "salía" del Banco, viejo puerto...; y que la piragua no se "estremecía" con el vendaval sino que era el vendaval el que se "enfurecía"; y en esa versión no era que "en las noches a los remos le arrancaban un melódico rugir de hermosa cumbia", sino que "a los golpes del remo le arrancaban un melódico crujir de hermosa cumbia". Para peor, no sé si sean mis deteriorados oídos o qué, pero me parece oír que Barros no pronuncia "crujir" sino "trujir", y ahí sí quedé loco, lo que se dice loco, con estos audífonos que uso en la madrugada para que el sonido no incomode a los durmientes. En todo caso, hasta el mismo José Barros se aparta de lo que yo creía era la letra original y, para mejor decir, ¡No hay una letra original!
Gracias, Edoceb, por tu interesante aporte.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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La edad, por sí sola, no hace a nadie mejor ni más sabio; sólo acentúa lo que cada uno ha sido siempre. El que es miserable, no se vuelve generoso con los años, se vuelve más miserable; y el calavera, se convierte en un viejo verde.
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Enetecear NAVIDEÑO
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