viernes, 20 de abril de 2012

SANTIAGO DE CALI, CULTURA SALSERA Y DEMOCRACIA CULTURAL. CARTA ABIERTA A LA CIUDAD.


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* Se actualiza periódicamente. Abril 20, 2012

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Cali, abril 19 de 2012


SANTIAGO DE CALI,  CULTURA SALSERA Y DEMOCRACIA CULTURAL
CARTA ABIERTA A LA CIUDAD[1] 

Señora
Sandra de las Lajas Torres
Secretaria de Cultura y Turismo
Santiago de Cali


                                                        I.

Como ciudadanos  caleños,  pero también como melómanos integrantes de distintas comunidades de salseros que hay en esta ciudad, nos dirigimos a usted para plantear nuestro punto de vista sobre LA CULTURA SALSERA, su importancia y significación para ser tenida en cuenta en un plan de Cultura, como objeto de una política pública, junta a otras manifestaciones artísticas y culturales de la ciudad. Desde hace muchos años sabemos que en  Cali existen diversas culturas musicales, todas con  derecho a formular sus   propuestas y participar en un plan, pero queremos destacar la importancia de la Cultura Salsera, a la que se quiere ignorar deliberadamente como se evidencia en el documento entregado y presentado por usted  en el auditorio del Centro Cultural, el pasado 22 de marzo, en un acto en el que estuvo también la ministra de cultura. Nos parece contradictorio que justo en el momento en que la Cultura Salsera caleña alcanza su mayor proyección internacional, la secretaría a su cargo la relegue a lugares que no le corresponden.

Debe saber que Cali es reconocida internacionalmente como epicentro de una memoria musical, materializada en los siguientes hechos: La existencia de diferentes orquestas, además del Grupo Niche, Guayacán, La Misma Gente, Son de Cali, Canela, D´Caché, Los Niches y muchas otras; el baile desarrollado por escuelas y academias que hoy son referentes mundiales en torneos, festivales y congresos; el patrimonio de grandes coleccionistas, sus agremiaciones y los encuentros de melómanos, igualmente reconocidos dentro y fuera del país; los establecimientos comerciales donde se difunde y se baila la música Afrolatina, bares, salsotecas, clubes,  discotecas y otros espacios que constituyen un sector empresarial igualmente importante para la ciudad; la investigación realizada y el conocimiento producido sobre la salsa, su historia social y cultural, tanto en Cali, como en otros epicentros; la literatura creada a su alrededor desde los años 70, junto a otras expresiones estéticas que la han representado; los festivales, conciertos y espectáculos permanentes que ocurren en la ciudad; y las audiciones públicas programadas por diversas organizaciones de melómanos en  plazas y parques de diferentes barrios populares.

Esta relación abierta con el espacio público constituye una forma de uso y construcción de la ciudad, de manera pacífica, alegre y solidaria, donde se reafirman los vínculos sociales entre los participantes y se fortalecen formas de identificación con los ritmos afro-latinos. Los indicadores mencionados, junto a otros descritos más adelante, nos permiten afirmar que en Cali existe una Cultura Salsera entendida como un conjunto de prácticas significativas agenciadas por diversos actores que comparten un espacio común, saberes específicos y especializados, símbolos y modos de representación colectiva, estilos de vida alrededor de la música que los une, y formas de relación con el espacio público. Todo ello constituye a su vez una memoria cultural ligada estrechamente al territorio urbano, en particular al barrio popular de donde surge y donde se afirma cotidianamente.
La cultura salsera, que involucra la música antillana de vieja guardia y las nuevas tendencias del siglo XXI,  no es la única cultura musical existente en la ciudad, pero sí es la más importante desde un punto de vista simbólico, histórico y social. Y ello por las siguientes razones:
1-Porque está anclada en el proceso de expansión urbana de Cali ocurrido entre 1940 y 1980, cuando se fundaron en esta ciudad un poco más de 100 barrios populares, construidos por la misma gente en la periferia, en terrenos ejidos o en las antiguas haciendas parceladas para la vivienda. Miles de obreros, artesanos, trabajadores independientes, inmigrantes, campesinos desarraigados, empleados, subempleados y desempleados, hombres, mujeres y niños, participaron activamente de esa construcción colectiva. Y en ese proceso de construcción de una nueva ciudad, la música antillana y la salsa estuvieron presentes en kioscos, terrazas y casetas comunales; en salones adecuados para la rumba, o en verbenas callejeras para celebraciones, aniversarios y agasajos. En cada barrio que se iba construyendo, surgía un sitio para oír o bailar la música antillana, y a partir de los 60, ese espacio era compartido con su heredera la salsa.[2]
A ritmo de música antillana y salsa se recaudaron fondos para levantar una escuela, abrir una calle, construir un andén, o realizar  otras obras que convocaban al vecindario con propósitos de beneficio común. Así se definió un sentido de comunidad, pero también un sentido de pertenencia con la salsa, con el barrio y con  la ciudad que se construían mediante el esfuerzo propio y la ayuda mutua de sus habitantes. Ese rol no lo ha jugado ninguna otra música en la historia de Cali y por eso es posible afirmar que la salsa simboliza, como ninguna otra, la gesta colectiva de una creación urbana. Eso explica de algún modo su arraigo social, sobre todo en los estratos sub-alternos y sectores de clase media que la acogieron como suya, sin que eso signifique que todos los caleños son salseros o estén obligados a serlo. 
Amplios sectores de esa pobresía que participó del  proceso, lograron ascender gracias a la educación, o por otras vías, en la escala socioeconómica, y hoy integran segmentos de clase media que disfrutan la salsa y la han heredado a sus descendientes como predisposición y gusto por ella. Si la salsa ha llegado a ser emblema de la ciudad es porque está ligada estrechamente a la historia moderna de Cali durante la segunda mitad del siglo XX, en los estratos mencionados. Así lo evidencia la investigación empírica realizada mediante la consulta de archivos y documentos escritos, complementada con historiografía oral, documentada fotográficamente en algunos casos, representada literariamente, y narrada en más de 150 relatos sobre historia de los barrios de Cali producidos con motivo de los 450 años de la ciudad en 1986. [3]
Los  otros factores asociados que coadyuvaron al arraigo de la música antillana y la salsa, y determinaron su constitución en un símbolo de identidad para Cali, son los siguientes:
2- La presencia de población afro-descendiente, tanto nativos vallecaucanos como inmigrantes de otras áreas del Pacífico o el norte del Cauca, con una antigua trayectoria en la región, como quiera que proceden desde los tiempos coloniales cuando se estableció la hacienda esclavista vallecaucana en los siglos XVIII y XIX. La esclavitud, en sus distintas manifestaciones diaspóricas, hace de Cali una ciudad mulata y la une con Cuba, Puerto Rico y otras islas del Caribe donde fue aún mayor, y de las que provienen los ritmos antillanos precursores de la salsa.
Hay pues, lazos históricos que nos vinculan, desde el punto de vista étnico y cultural, gracias al ancestro africano, aunque en cada caso haya diferencias y especificidades. Esos vínculos se han proyectado al presente, gracias a la música más importante en lengua hispana, que los ha hecho visibles a lo largo del siglo XX: la vieja guardia antillana y la salsa. Sus ritmos le han cantado al negro, al baile y a la música, pero también han denunciado la esclavitud y sus violencias. En sus relatos se refiere a la plantación esclavista, al azúcar y el barracón, lo mismo que a las resistencias y el cimarronaje de quienes lucharon contra la opresión y el racismo. Y esa historia se conecta con la del barrio urbano de la ciudad moderna donde la afro-descendencia y la cimarronería continúan vigentes, tanto  en Cali, como en Cuba, Puerto Rico  o Nueva York.
De otra parte, cabe recordar que a través de la música salsa y su baile se ha reivindicado a las negritudes en la ciudad. Se reconocen sus habilidades para bailar,  tocar un tambor o  cantar. Se valora su sentido del ritmo y sensibilidad musical, lo cual no se debe a una razón esencialista, ni a la carencia de otros talentos, sino a la ausencia de oportunidades para que   puedan manifestarse en otras áreas de producción artística. Por eso, la Cultura Salsera cobra también relevancia, porque a través de la música antillana, la salsa y el baile, el negro ha sido visibilizado positivamente (al igual que en algunos deportes) ganando un espacio que le ha sido negado en otros ámbitos de la sociedad y la cultura.

Como músico o bailarín, en ambos roles ha conquistado un lugar, con lo cual la Cultura Salsera puede considerarse como escenario de inclusión para el reconocimiento y la legitimación simbólica, aún en medio de la discriminación y el racismo imperante en el país.  Pero no se trata de una reivindicación conquistada en el marco de un discurso político explícito, o de un movimiento social que lucha por los derechos de las minorías étnicas, ni bajo el patrocinio de burocracia alguna. Es una reivindicación lograda desde el principio en un escenario distinto, el del discurso musical y el de la fiesta popular salsera en Santiago de Cali, que luego trascendió hasta ocupar los lugares que hoy ostenta en la industria cultural y el mercado del entretenimiento.
Como conclusión de este segundo punto, podemos decir que la presencia activa de la afro-descendencia ha sido una condición necesaria,  aunque no suficiente, para el surgimiento y el arraigo de la cultura salsera   en Santiago de Cali y en otras ciudades de América Latina y el Caribe donde subsiste la diáspora africana  con diferentes manifestaciones artísticas y culturales, entre ellas las que reivindicamos aquí.
 3-El tercer factor corresponde al proceso de industrialización desarrollado en torno a la agroindustria azucarera en las décadas del 30 al 70 del siglo XX, paralelo con el auge de la industria manufacturera y el establecimiento de las multinacionales norteamericanas durante  la década del 50, en el eje Cali Yumbo. En conjunto, este proceso dio lugar a un nuevo proletariado urbano, una clase trabajadora que al mismo tiempo, y con los demás sectores subalternos, participaba de las dinámicas  de construcción de la joven ciudad y sus barrios. Fueron estos, junto a comunidades marginales y periféricas, los receptores activos de una música que aunque era producida en otras latitudes, terminó siendo apropiada por ellos, cargada de significación y valor simbólico, en el contexto histórico social que hemos descrito.
4-La presencia de la industria cultural transnacional, principalmente el disco, la radio y el cine, sobretodo el cine mexicano, que jugaron un papel fundamental en la difusión de la música y el baile producidos en otras naciones de América Latina y el Caribe. De esa expansión transnacional de la cultura industrializada surgieron formas de apropiación, usos y significaciones inéditas, de los productos difundidos. El contacto cotidiano con ellos mediatizado por las tecnologías de la época, dio lugar, entre los sectores subalternos caleños, a nuevas a formas de consumo  y producción cultural; a nuevas prácticas vinculadas con la música y el baile;  a la adopción de símbolos urbanos relacionados con la modernidad; y a estilos de vida territorializados en el Barrio. 
5- La ausencia de una música propia, nacida de sus entrañas. Cali, a diferencia de otras ciudades o regiones del país, no ha tenido una música autóctona, como sí la ha habido en la costa Caribe, en los llanos orientales, en  la región andina, o en el Litoral Pacífico. Al carecer de una música propia, históricamente arraigada en su base social, la música afro latina (antillana y salsa) encontró el camino despejado para llenar ese “vacío”, justo en el momento en que la ciudad enfrentaba su más grande transformación urbana a lo largo de cuatro siglos. Y al ser la salsa una música urbana por excelencia, nacida en el Barrio Latino de Nueva York y en las barriadas de Santurce y Ponce en Puerto Rico, con antecedentes en los barrios negros de la Habana, cayó como anillo al dedo para ser apropiada gozosamente por las  generaciones de caleños y foráneos que asumían esa construcción colectiva.
Pero, es en la articulación compleja de esas cinco condiciones descritas, y no en una sola, ni aisladas de las otras, donde podemos encontrar una explicación al porqué de la salsa en Cali; de la importancia y el valor que ha adquirido con el paso del tiempo, fortalecido bajo nuevas condiciones propiciadas por la globalización y la industria del entretenimiento en el siglo XXI. Por estas y otras  razones, la Cultura Salsera es la más importante en Cali, aunque no sea la única que exista en la ciudad. En otras palabras, la salsa tiene una legitimidad que no se la dio ningún partido político ni de derecha, ni izquierda. Tampoco se la dio administración municipal alguna, así el anterior gobierno municipal haya financiado importantes eventos para las ferias que organizó.
Durante los últimos 50 años, La Cultura Salsera en Cali se fue desarrollando  al lado de otras manifestaciones  musicales, y no contra ellas. No fue por oposición a la música clásica, ni a la ópera, ni al folclor, ni al rock, ni a la música tropical del Caribe colombiano.  Fue junto a ellas que la Cultura Salsera  fue abriendo su propio camino, como una expresión de la diferencia de los sectores subalternos. Y lo logró, a medida en que estos se fueron apropiando de la música antillana y la  salsa, empezaron a usarla socialmente de diferentes maneras, recreándola y transformándola en el baile, en la audición y en la producción misma. La Cultura Salsera fue conquistando su espacio, ganando el corazón de sus adeptos, habitando la piel y el cuerpo de miles y miles de melómanos, y con ellos arraigándose en la memoria colectiva de nuestra ciudad.
Gracias a que existe objetivamente, y no sólo como una intersubjetividad  vivida colectivamente, la Cultura Salsera ha sido reconocida oficialmente durante los últimos años, mediante el Acuerdo 0243 de 2008 “Por el cual se declara la salsa como patrimonio cultural de Santiago de Cali…”[4]. Este es un reconocimiento merecido que no ha sido suficientemente  respaldado con una política pública. Para rubricar esa importancia, pero de manera independiente, el Ministerio de Comercio Exterior determinó, mediante una investigación oficial a través de Proexport, que la salsa era el producto más importante para promocionar la ciudad ante el mundo y desarrollar una cadena productiva en torno a ella, por ser un valioso activo cuyo potencial para la industria cultural no ha sido aprovechado plenamente.  Pero, desde antes de ese acto institucional la salsa es patrimonio  cultural de amplios sectores de Caleños que se identifican con ella; y si bien, es un reconocimiento tardío,  lo recibimos con beneficio de inventario aunque sabemos que no se ha sido del todo consecuente con respecto a la ley y a las obligaciones que la administración municipal contrae cuando algo es considerado patrimonio cultural.
Ahora bien, durante la última década se ha venido  cuestionando  la imagen salsera como estereotipo de la ciudad. Diferentes voces la han rechazado, argumentando que “Cali no es sólo salsa”. Nosotros también lo hemos dicho y fuimos los primeros en escribirlo. Sabemos que el estereotipo esquematiza y reduce a la mínima expresión los procesos histórico-sociales que le dan sentido a la salsa, que la convierten en patrimonio cultural. Pero una cosa es rechazar el estereotipo y otra,  ignorar el proceso. Por eso, el rechazo al estereotipo salsero de Cali, no puede confundirse con el rechazo a una historia cultural de la ciudad. Porque si el proceso fue vivido duramente también como conflicto por comunidades pobres construyendo ciudad y ciudadanía, luchando por la ocupación del suelo urbano, el estereotipo es sólo un cliché, saturado de tanto repetirse. Lo reiteramos: el rechazo al estereotipo no puede convertirse en un rechazo al proceso y la historia, máxime, cuando estos no son conocidos ni por quienes repiten el cliché, ni   por quienes lo critican.

Alrededor de ese cuestionamiento se ha gestado  un frente contra la salsa del que hacen parte diversos actores del campo cultural en Cali y que pretenden hacerla responsable  de la falta de presupuesto para otras manifestaciones artísticas. Eso es parte de las tensiones propias del campo y así lo asumimos. Pero lo que no se puede aceptar es la afirmación según la cual la salsa se ha llevado la mayor parte del presupuesto de cultura, lo que no es cierto, ni se ha demostrado con base en información confiable y estudios financieros que lo certifiquen.  
El frente creado contra la salsa está en todo su derecho en tanto es la expresión voluntaria de grupos de ciudadanos que tienen otros intereses artísticos, culturales o de otra índole, porque también pueden tener intereses políticos, y cuando estos están de por medio cualquier cosa puede pasar. Sin embargo, nos preocupa que ese frente anti-salsero, con argumentos espurios, se haya legitimado y oficializado en la actual Secretaría de Cultura bajo su dirección.
                                                          II.

Señora Secretaria: durante su presentación del plan de desarrollo 2012-2015 de la Secretaría de Cultura, dijo usted que había tenido más de 20 reuniones en distintas comunas de Cali escuchando la gente, oyendo sus necesidades para construir  un plan de manera participativa, con  lo cual, obviamente estamos de acuerdo. También ha convocado a diferentes sectores culturales como  “integrantes de bandas, coleccionistas y seguidores del rock, a participar en un diálogo abierto de cara al plan decenal de cultura”,[5]  lo cual nos parece muy bien, en aras de la participación y la democracia cultural. Pero, extrañamente, no ha convocado usted  a las comunidades de salseros, que están por toda la ciudad, y a las que ha ignorado deliberadamente. Suponemos que obedece a una decisión política y estratégica ya tomada por usted, que además se evidencia en el documento del plan de desarrollo entregado el día de su presentación en el auditorio del centro cultural. Allí mismo, dijo usted que la salsa “era un producto ya consolidado en la ciudad”, lo cual implicaría que por esa razón no tendría mayor respaldo, aunque también expresó que apoyaría algunas escuelas de baile. (Conviene recordar que la Cultura Salsera no se reduce a una sola de sus manifestaciones aisladas, por más importante que sea). Es evidente que, tanto en el documento entregado como en su presentación oral, la salsa no es importante para la secretaría a su cargo. Sus breves alusiones a ella caen en las generalidades  y la ambigüedad. (No la menciona  en el ítem que se refiere al patrimonio, cuando, como ya hemos visto, la salsa es patrimonio cultural de la ciudad. Tal vez usted no lo sepa, o no lo quiere saber… Aquí se lo recordamos). Y es tan cierto, que le mereció un llamado de atención  por parte de la ministra de cultura, quien públicamente le reclamó “cuidado con la salsa, porque es  muy importante para Cali”.

Es evidente también que su apuesta es por el folclor del Pacífico al que le ha dado todas las prioridades, como se evidencia en el documento y en su exposición oral. Reconocemos la importancia y el valor de  la música y el folclor del Pacífico, estamos de acuerdo con que debe hacer parte del plan de cultura, pero lo que no podemos aceptar es que se promueva como parte de “una política” contra la salsa, ni aceptamos que mientras convoca a sus representantes, y a representantes de otros sectores culturales, a los salseros nos excluya de toda participación.

Finalmente, y en vista de que no ha tenido usted la cortesía de invitarnos a debatir el tema, hemos decidido invitarla a un encuentro en el que podamos deliberar en torno a este documento y otras ideas que es necesario considerar, con el propósito de construir democráticamente un plan de cultura para Santiago de Cali, del que usted nos ha excluido. Proponemos que sea el próximo jueves 26 de abril, a las 6 de la tarde, en el Salón Madera del centro cultural.

Gracias por su atención. Quedamos a la espera de su respuesta.

Los nombres de quienes aparecen a continuación han suscrito la firma de esta carta abierta y nos han autorizado por escrito  (correo digital) su  inclusión en la lista.

Atentamente:

1.Alejandro Ulloa, antropólogo, investigador y profesor de la Universidad del Valle.
2.Andrea Buenaventura, Directora ABB Producciones y Fundación Delirio.
3.Yuri Buenaventura, compositor y cantante.
4.Umberto Valverde, escritor, periodista e investigador musical.
5.Willy García, compositor, arreglista y cantante.
6.Luis Eduardo Hernández, “El Mulato”, bailarín, fundador y director de la escuela Swing Latino.(Firma toda su escuela profesional).
7.Carlos Fernando Trujillo, Director Fundación Artística Rucafé. Líder de ASOSALCALI y sus 15 escuelas afiliadas, que respaldan esta carta.
8.Javier Vázquez, cantante.
9. Alexander Zuluaga Perdomo. Gestor Cultural, Docente e Investigador, Líder de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".

10.Rafael Quintero, investigador musical y manager de Swing Latino.
11.Adriana Chamorro, cantante.
12.Francia Elena Barrera, cantante, directora orquesta D Caché.
13.Irma Restrepo, empresaria musical, manager de Willy García.
14.José Aguirre, arreglista, compositor y director musical.
15.Richie Valdés, arreglista, compositor y director musical.
16.Henry Holguín, periodista y escritor.
17.Liliana Salinas, bailarina, empresaria musical en Roma.
18.Andrea Arboleda, documentalista, directora “Popularísima Salsa”.
19.José Manuel Vergara, coleccionista, propietario de El Habanero Club.
20.Humberto Corredor, coleccionista, empresario musical, propietario de sellos disqueros.
21. Pablo del Valle,  docente universitario, investigador musical.
22. Andrés Díaz, Director del segmento de Latín Jazz Javeriana Estéreo. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque"

23.Bladimir Morales, Coleccionista -  Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".

24.Brayam Andrei Zuluaga Piedrahita, Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".


25.Carlos Julio Valverde, Coleccionista. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".

26.Edgar Ortiz Higuita - Trabajador Social y Gestor Cultural.

27.Ana María Cortés, Fundación Delirio.

28.Eddie Terranova -  Presidente de Unión Nacional de Melómanos y Coleccionistas  UNIMEL

29.Edward Semanate Palacios, Gestor Cultural y Músico líder de la Orquesta Son 16 - Comuna 16.

30.Fabio Martínez. Escritor - Profesor Universidad del Valle

31.Fernando Cardona, Bloguero del proyecto editorial a Gozar Latino.

32.Harvy Palma, Coleccionista. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".

33.Isidoro Corkidi Yaffe, Coleccionista - Empresario

34.Jairo Grijalba Ruiz, Melómano.

35.Jesús Darío González,  Docente Universitario e Investigador Social.

36.Jhon Fernando Fernández, locutor y animador de las audiciones de barrio. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque"

37.Johnny Santacruz, Organizador de los encuentros Máster Sesión, Coleccionista. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".

38.Juan Carlos Ballesteros, organizador de los encuentros "Salsa con tolerancia", Dj, Coleccionista, Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".

39.José Ariel Díaz,   SINTRAUNICOL

40.Oscar Lozada,  Comunicador Social  - Documentalista

41.Oscar Téllez, Coleccionista y Vendedor de Música. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".

42.Wilmar Pasos,  Dj. Coleccionista. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque”.

43.William Peña,  Fundación Artística Son de Luz

44.Carlos Alberto Estacio, Escuela de baile Acrosalsa Latina

45.Virgelia Rosero,  Fundación artística Nueva Juventud

46.Charles Aguilar, Escuela de baile Rumba con Clase

47.Patricia Monsalve, Cali Fundación Artística Rumba y Sabor

48.Jhon Edwin Polanía, Escuela de Baile Artístico Salsero.

49.Sandra Patricia Hernández, Escuela de baile SALCA.

50.Diego Rojas, Escuela de Baile Pioneros del Ritmo.

51.Jhon Alexander Diez, Escuela de Baile Impacto Latino

52.Fabio Palacios, Escuela de baile Senfol

53.Jhon Freddy Leudo, Escuela de baile Combinación Rumbera.

54.Gustavo Collazos, Escuela de baile Fiebre Latina.

55.Jhon Edwin Polanía, Escuela de baile Estilo Salsero.

56.Jhon Freyman Salazar, Escuela de Baile Star Latin.

57.Manuel Tiberio Calvo, Escuela de Baile Soneros del Ayer y Hoy.

58.Carlos Mario Yanguas, Escuela de Baile Salsa Caché.

59.Wilson Girón, Escuela de baile talento de barrio.

60.Víctor Larrahondo, Escuela de Baile Sabor Rumbero. 

61.Harrison Valencia  -Escuela de Baile New Latin Dance.

62.Cristian Montenegro, Escuela de Baile Danza Latina.

63.Adriana Trujillo,  Escuela de baile Imperio Juvenil.

64.Miguel Ángel Palta, Comunicador Social Periodista – Noticiero 90 Minutos



Nota: Por cada escuela firman los directores, pero tienen las firmas de los bailarines.


C.C. Doctor Rodrigo Guerrero - Alcalde de Santiago de Cali

Señor  Gerente (E) de Corfecali

Medios informativos locales, nacionales e internacionales.

Concejales de Santiago de Cali.



[1] Esta carta es producto de la discusión colectiva del grupo de melómanos, coleccionistas y salseros interesados,  que desde hace años se reúnen periódicamente en Cali. Para elaborar este documento se encomendó a una comisión integrada por  los señores Alexander Zuluaga, Andrés Díaz y Alejandro Ulloa, quien se encargó de la redacción final. Agradecemos a todos los que la subscribieron  y a quienes nos respaldaron con sus comentarios, observaciones e ideas para depurar la primera versión del documento.
[2] Omitimos los nombres y  descripción de los sitios para no extendernos.
[3] El producto de esa investigación y el análisis respectivo fueron consignados en el libro La Salsa en Cali, del antropólogo Alejandro Ulloa. (1ª edición, Universidad Pontificia Bolivariana,  Medellín 1988; 2ª edic. Universidad del Valle Cali 1992). Véase también, Édgar Vásquez Benítez: Historia de Cali en el siglo XX.  Sociedad, economía, cultura y espacio. 2001.  El barrio popular, la música antillana y la salsa  aparecen  representados  también en la Literatura caleña de los años 70, particularmente  en dos obras pioneras:  Bomba Camará,  Umberto Valverde 1972;  y “Que viva la Música”  Andrés Caicedo 1977

[4] Antes de esta decisión institucional, el Consejo Municipal produjo el acuerdo No. 47 de 1999 “por medio del cual se reconoce la salsa como expresión cultural y se crea el Festival de Salsa…”. Luego, el acuerdo No.0155 de 2005, en el cual se destina un incremento del 0.5%  en el recaudo de la estampilla pro-cultura, a “la participación en eventos macros de la ciudad como el Festival de Salsa y Verano, la Feria de Cali y otros eventos”.
[5] Periódico ADN , marzo 28 de 2012.

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La salsa armó tremendo 'zaperoco'

Por: REDACCIÓN ELTIEMPO.COM | 6:43 p.m. | 19 de Abril del 2012 . Impreso Abr. 20 http://www.eltiempo.com/colombia/cali/polemica-en-torno-a-la-salsa_11609662-4

Por cuenta de la salsa, el ritmo que identifica a Cali, se generó toda una controversia.

La salsa es el ritmo que pone a bailar a los caleños y cuya fama de bailarines ha llegado a otros lados con no pocos campeones mundiales, y orquestas que llevan sus sones a todos  los rincones. Es ahora el centro de un debate que no para de crecer por las redes sociales.

En el centro están el periodista y escritor Umberto Valverde y de otro lado -aunque dice no estar en ánimo de enfrentamientos-, la secretaria de cultura y turismo de la Alcaldía de Cali, Sandra de las Lajas Torres.

Sectores relacionados con la salsa le cuestionan a la funcionaria desconocer la trascendencia de este ritmo, descalificar el Mundial de Salsa y querer enfocarse en el Festival del Petronio Álvarez, evento que en el Pascual Guerrero el año pasado tuvo tres días bajo el ritmo de marimbas y sones del Pacífico.

"Desde que ella se posesiona el discurso que empieza a manejar es el de que la salsa es un producto consolidado y por lo tanto no había que apoyar y sí otras disciplinas", dice Valverde.
"Después se reúne con las escuelas de salsa y emite un comunicado en el que dice que estas presentan una crisis interna. Con ese encuentro se desconoce que la salsa integra músicos, escuelas, coleccionistas e investigadores y escritores", refiere Valverde, quien a través de redes sociales y medios expone sus cuestionamientos.

El correo de una psicóloga aumentó la temperatura, al señalar que "luego de escucharlo (a Valverde) en un espacio radial ... esta servidora se atrevió a emitir un concepto profesional, basado en hechos que paso a referir.  La persona en mención,  podría reunir las condiciones para padecer de Esquizofrenia; de esa patología no va a fallecer seguramente,  pero si irá afectando su calidad de vida y sus relaciones públicas; por ello se sugiere que se le evalúe médicamente".

Y agrega que la Secretaria fue tratada como 'loca' y enemiga de la salsa, lo que podría implicarle riesgos.

Esta descalificación a Valverde originó primero respuestas aisladas de sectores vinculados con la salsa y ayer un comunicado firmado por más de medio centenar de personas y entidades, en el que destacan la importancia de la salsa.

El comunicado dirigido a la secretaria de cultura de Cali señala que: "sabemos que en  Cali existen diversas culturas musicales, todas con  derecho a formular sus   propuestas y participar en un plan, pero queremos destacar la importancia de la Cultura Salsera, a la que se quiere ignorar deliberadamente como se evidencia en el documento entregado y presentado por usted".

Agrega que "su apuesta es por el folclor del Pacífico al que le ha dado todas las prioridades, como se evidencia en el documento y en su exposición oral ... estamos de acuerdo con que debe hacer parte del plan de cultura, pero lo que no podemos aceptar es que se promueva como parte de 'una política' contra la salsa".

Entre quienes firman están Alejandro Ulloa, escritor docente de Univalle; Andrea Buenaventura (Delirio), los cantantes Yuri Buenaventura, Willy García, Adriana Chamorro y Francia Elena, el bailarín 'Mulato', salsómanos, coleccionistas e integrantes de escuelas de salsa.

Frente a esto, la secretaria de Cultura señala que, sin querer responder a nadie ni entrar en polémicas "desde enero que empezamos identificamos que una de las fortalezas que tiene Cali pero que a su vez requiere ser fortalecida es el tema de la salsa, identificamos que las escuelas requieren de un acompañamiento estratégico y formadas en varios temas que complementen el de ser bailarines, en un cluster que involucre otros sectores".

En relación con sus cuestionamientos al Mundial de salsa refiere que "creemos que ahí se debe hacer una reingeniería. El Mundial de salsa debe ser distinto, no uno donde participan solo las comunas o escuelas de Cali, deben llegar otros países" y refiere que no se justifican 1.000 millones de pesos "en un 'mundial de comunas".

Destaca una carta de intención de la Usaid para procesos culturales con la salsa, la marimba y el Petronio.

Y mientras ella convoca para diálogos el 27 de abril y el 4 de mayo, los firmantes de la salsa planten uno el 26 de abril.

Y desde Guayaquil, el periodista Henry Holguín, en carta a la psicóloga, expresa que "usted tiene razón respetada doctora. Umberto Valverde está loco y no es el único. Yo también lo estoy ... Y tantos y tantos caleños que luchamos durante décadas para que Cali aceptara sin vergüenzas estúpidas su herencia negra y africana ...Nos volvimos locos del aburrimiento en los años 70s cuando la sociedad caleña intentó imponernos a "los graduados, los black star y demás cultores de la música paisa..Porque la cosa no es de 'sufrir me tocó a mí en esta vida', sino de ¡Agúzate...que te están velando!

Lo contradictorio es que la salsa y el Petronio tienen sus raíces en los ancestros afrodescendientes.
CALI.