viernes, 12 de diciembre de 2014

‘Memorias musicales’, Valle del Cauca. Enrique Millán Gómez. Julio 2014. Páginas 202

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En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden 
NTC … Nos Topamos Con 

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‘Memorias musicales’

Valle del Cauca

Enrique Millán Gómez

17.0 x 23.6 x 1.1 cms. Páginas 202. Julio 2014
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Separador
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Enrique Milán Gómez, milano_guitar@yahoo.com
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CONTENIDO
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Agradecimientos especiales a las personas que de algún modo contribuyeron a la realización y edición de esta obra.

Dr. Humberto Botero Jaramillo,
Dra. María Helena Quiñones,
Dra. Olga Sefair de Cobo,
Sra. Blanca Ruth Garcés Salcedo,
Hermanas Misioneras Agustinas Recoletas,
Museo de Arte Colonial.

Agradecimiento póstumo al señor Fabio Noel Arias (FARIAS) Q.E.P.D. Quien con su gran aporte realizó la corrección del libro. ( http://ntcpoesia.blogspot.com/2014_06_13_archive.html )

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DIEGO ESTRADA MONTOYA
Buga, 10 de Octubre, 1936 - Cali, 9 de Diciembre 2011
En la página 147
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Sobre el Maestro Estrada, NTC ... enlace: http://ntc-musica.blogspot.com/2014_11_01_archive.html
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NTC ... EN EL LIBRO
Página 134

FUENTE, NTC ...:
http://ntc-musica.blogspot.com/2013/02/pedro-morales-pinohoy-150-anos-de-su.html
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EDICIÓN (PARCIAL) DIGITAL-VIRTUAL
DE  178  PÁGINAS DEL LIBRO (de 202) 


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Al rescate de la historia musical del Valle del Cauca
El músico e investigador caleño Enrique Millán acaba de lanzar ‘Memorias musicales’, un libro que recoge la historia sonora del Valle del Cauca desde la época prehispánica hasta hoy. Estos son sus hallazgos.
GACETA, El País, Domingo, Noviembre 9, 2014

¿Cómo nació la idea de escribir ‘Memorias musicales’?
Dos amigos, Egberto Bermúdez y Luis Antonio Escobar, autores de ‘Historia de la música en Santa Fe y Bogotá’ y ‘La música en Cartagena de Indias’, respectivamente, estaban sorprendidos porque no se hubiera publicado nada sobre la música vallecaucana. Ellos me sugirieron que rescatara su legado.
No había un libro que condensara esa historia musical...
Así es. Hay investigaciones muy interesantes hechas por el Centro de Documentación Musical en Ginebra y promovidas por el maestro Hernando Cobo. A su vez están las de Octavio Marulanda sobre el Festival del Mono Núñez, y aquí en Cali está el maestro Mario Gómez-Vignes, quien escribió un análisis fantástico sobre la música de Antonio María Valencia. Hay estudios de Fiorella Goeta, Héctor González y Álvaro Ramírez Sierra, y muchos libros relacionados con la salsa y la música afrodescendiente en las bibliotecas. Entonces hace catorce años empecé a recopilar información en el Archivo Histórico Nacional y otros centros de información.
¿Cómo definió los temas?
Hay tres preceptos importantes en la historia de la música: la folclórica, la popular o comercial y la académica. A partir de esos aspectos empecé a explorar nuestro legado.
E incluyó la música que se hacía en la región antes de la Conquista...
Estudiosos en la materia, como el maestro Germán Pinilla, ya tenían publicaciones sobre lo que se llama arqueomúsica o etnomusicología, una rama que tiene que ver con los instrumentos ceremoniales de la música prehispánica. Investigué alrededor de ese tema leyendo las crónicas de Motolinía y Pedro Cieza de
León, entre otros.
¿Cómo era esa música?
De guerra, bailable y vocal. La encargada era Nanine, hija del cacique Petecuy. Construían sus instrumentos con barro, arcilla, caracoles, espinas de pescado y partes humanas. La piel de sus rivales, los xamundiés, la cocinaban y tostaban para usar como membranas en sus tambores. Y con fémures y radios hacían flautas.
¿Y cuál fue el aporte de los conquistadores?
Ellos trajeron la vihuela, la guitarra de la época, y el canto gregoriano. A través de sus campañas de evangelización les enseñaron a los indígenas los rituales de la iglesia católica, el órgano y a cantar en latín.
¿Qué más hay en su libro?
Sigo el recorrido cronológico hasta la actualidad hablando de instituciones musicales, orquestas y emisoras. También reseño visitantes ilustres que tuvimos como Isaac Stern, Alfred Cortot, Arthur Rubinstein y Leonard Bernstein. Y por supuesto que hablo de artistas vallunos como Pedro Morales Pino, Julio Cuadros, José María Soto y Ernesto Salcedo Ospina, entre muchos otros.
¿Cuáles fueron sus hallazgos más importantes?
Que Jorge Isaacs haya escrito 494 canciones en forma de torbellinos. Son coplas donde el patrón recitaba una estrofa y el esclavo respondía. Son preciosas.
¿Algún otro?
Haber descubierto unas partituras de Cali de 1890. Las encontré en el convento de las madres agustinianas, en unos escaparates llenos de ácaros y polvo. Es un libro escrito con pluma que contiene composiciones de música coral y religiosa de diferentes maestros de la época. Lo más interesante fue que el padre Hurtado Galvis me contó, antes de morir, que muchas de esas piezas fueron cantadas como bambucos en el barrio San Fernando. Es el libro de composiciones más antiguo que se conoce de Cali.
¿Cuál es el instrumento más emblemático del Valle del Cauca?
La bandola, porque para este instrumento es que están escritas la mayoría de las obras vallecaucanas. Su origen es italiano, donde se llama mandora. Luego llegó a España como bandurria, y aquí se convirtió en bandola.
¿Y cuáles son nuestros auténticos géneros musicales?
El torbellino y el pasillo, que son los que más se repiten en la historia de nuestro departamento, y los que más compositores han tenido desde 1800 hasta hoy.
En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden 
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