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* Se actualiza periódicamente. Abril 20, 2012
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Cali, abril 19 de 2012
SANTIAGO DE CALI, CULTURA SALSERA Y DEMOCRACIA CULTURAL
CARTA ABIERTA A LA CIUDAD[1]
Señora
Sandra de las Lajas Torres
Secretaria de Cultura y Turismo
Santiago de Cali
I.
Como ciudadanos caleños,
pero también como melómanos integrantes de distintas comunidades de
salseros que hay en esta ciudad, nos dirigimos a usted para plantear nuestro
punto de vista sobre LA CULTURA SALSERA, su importancia y significación para
ser tenida en cuenta en un plan de Cultura, como objeto de una política
pública, junta a otras manifestaciones artísticas y culturales de la ciudad.
Desde hace muchos años sabemos que en
Cali existen diversas culturas musicales, todas con derecho a formular sus propuestas y participar en un plan, pero
queremos destacar la importancia de la Cultura Salsera, a la que se quiere
ignorar deliberadamente como se evidencia en el documento entregado y presentado
por usted en el auditorio del Centro
Cultural, el pasado 22 de marzo, en un acto en el que estuvo también la
ministra de cultura. Nos parece contradictorio que justo en el momento en que
la Cultura Salsera caleña alcanza su mayor proyección internacional, la
secretaría a su cargo la relegue a lugares que no le corresponden.
Debe saber que Cali es reconocida internacionalmente como epicentro de una memoria
musical, materializada en los siguientes hechos: La existencia de diferentes
orquestas, además del Grupo Niche, Guayacán, La Misma Gente, Son de Cali, Canela,
D´Caché, Los Niches y muchas otras; el baile desarrollado por escuelas y
academias que hoy son referentes mundiales en torneos, festivales y congresos;
el patrimonio de grandes coleccionistas, sus agremiaciones y los encuentros de
melómanos, igualmente reconocidos dentro y fuera del país; los establecimientos
comerciales donde se difunde y se baila la música Afrolatina, bares,
salsotecas, clubes, discotecas y otros
espacios que constituyen un sector empresarial igualmente importante para la
ciudad; la investigación realizada y el conocimiento producido sobre la salsa,
su historia social y cultural, tanto en Cali, como en otros epicentros; la
literatura creada a su alrededor desde los años 70, junto a otras expresiones
estéticas que la han representado; los festivales, conciertos y espectáculos
permanentes que ocurren en la ciudad; y las audiciones públicas programadas por
diversas organizaciones de melómanos en
plazas y parques de diferentes barrios populares.
Esta
relación abierta con el espacio público constituye una forma de uso y
construcción de la ciudad, de manera pacífica, alegre y solidaria, donde se
reafirman los vínculos sociales entre los participantes y se fortalecen formas
de identificación con los ritmos afro-latinos. Los indicadores mencionados,
junto a otros descritos más adelante, nos permiten afirmar que en Cali existe
una Cultura Salsera entendida como un conjunto de prácticas significativas
agenciadas por diversos actores que comparten un espacio común, saberes
específicos y especializados, símbolos y modos de representación colectiva,
estilos de vida alrededor de la música que los une, y formas de relación con el
espacio público. Todo ello constituye a su vez una memoria cultural ligada
estrechamente al territorio urbano, en particular al barrio popular de donde
surge y donde se afirma cotidianamente.
La cultura salsera,
que involucra la música antillana de vieja guardia y las nuevas tendencias del
siglo XXI, no es la única cultura
musical existente en la ciudad, pero sí es la más importante desde un punto de
vista simbólico, histórico y social. Y ello por las siguientes razones:
1-Porque está
anclada en el proceso de expansión urbana de Cali ocurrido entre 1940 y 1980,
cuando se fundaron en esta ciudad un poco más de 100 barrios populares,
construidos por la misma gente en la periferia, en terrenos ejidos o en las
antiguas haciendas parceladas para la vivienda. Miles de obreros, artesanos,
trabajadores independientes, inmigrantes, campesinos desarraigados, empleados,
subempleados y desempleados, hombres, mujeres y niños, participaron activamente
de esa construcción colectiva. Y en ese proceso de construcción de una nueva
ciudad, la música antillana y la salsa estuvieron presentes en kioscos,
terrazas y casetas comunales; en salones adecuados para la rumba, o en verbenas
callejeras para celebraciones, aniversarios y agasajos. En cada barrio que se
iba construyendo, surgía un sitio para oír o bailar la música antillana, y a
partir de los 60, ese espacio era compartido con su heredera la salsa.[2]
A ritmo de música
antillana y salsa se recaudaron fondos para levantar una escuela, abrir una
calle, construir un andén, o realizar
otras obras que convocaban al vecindario con propósitos de beneficio
común. Así se definió un sentido de comunidad, pero también un sentido de
pertenencia con la salsa, con el barrio y con
la ciudad que se construían mediante el esfuerzo propio y la ayuda mutua
de sus habitantes. Ese rol no lo ha jugado ninguna otra música en la historia
de Cali y por eso es posible afirmar que la salsa simboliza, como ninguna otra,
la gesta colectiva de una creación urbana. Eso explica de algún modo su arraigo
social, sobre todo en los estratos sub-alternos y sectores de clase media que
la acogieron como suya, sin que eso signifique que todos los caleños son
salseros o estén obligados a serlo.
Amplios sectores de
esa pobresía que participó del proceso,
lograron ascender gracias a la educación, o por otras vías, en la escala
socioeconómica, y hoy integran segmentos de clase media que disfrutan la salsa
y la han heredado a sus descendientes como predisposición y gusto por ella. Si
la salsa ha llegado a ser emblema de la ciudad es porque está ligada
estrechamente a la historia moderna de Cali durante la segunda mitad del siglo
XX, en los estratos mencionados. Así lo evidencia la investigación empírica
realizada mediante la consulta de archivos y documentos escritos, complementada
con historiografía oral, documentada fotográficamente en algunos casos,
representada literariamente, y narrada en más de 150 relatos sobre historia de
los barrios de Cali producidos con motivo de los 450 años de la ciudad en 1986.
[3]
Los otros factores asociados que coadyuvaron al
arraigo de la música antillana y la salsa, y determinaron su constitución en un
símbolo de identidad para Cali, son los siguientes:
2- La presencia de
población afro-descendiente, tanto nativos vallecaucanos como inmigrantes de
otras áreas del Pacífico o el norte del Cauca, con una antigua trayectoria en
la región, como quiera que proceden desde los tiempos coloniales cuando se
estableció la hacienda esclavista vallecaucana en los siglos XVIII y XIX. La
esclavitud, en sus distintas manifestaciones diaspóricas, hace de Cali una
ciudad mulata y la une con Cuba, Puerto Rico y otras islas del Caribe donde fue
aún mayor, y de las que provienen los ritmos antillanos precursores de la
salsa.
Hay pues, lazos
históricos que nos vinculan, desde el punto de vista étnico y cultural, gracias
al ancestro africano, aunque en cada caso haya diferencias y especificidades.
Esos vínculos se han proyectado al presente, gracias a la música más importante
en lengua hispana, que los ha hecho visibles a lo largo del siglo XX: la vieja
guardia antillana y la salsa. Sus ritmos le han cantado al negro, al baile y a
la música, pero también han denunciado la esclavitud y sus violencias. En sus
relatos se refiere a la plantación esclavista, al azúcar y el barracón, lo
mismo que a las resistencias y el cimarronaje de quienes lucharon contra la
opresión y el racismo. Y esa historia se conecta con la del barrio urbano de la
ciudad moderna donde la afro-descendencia y la cimarronería continúan vigentes,
tanto en Cali, como en Cuba, Puerto
Rico o Nueva York.
De otra parte, cabe
recordar que a través de la música salsa y su baile se ha reivindicado a las
negritudes en la ciudad. Se reconocen sus habilidades para bailar, tocar un tambor o cantar. Se valora su sentido del ritmo y
sensibilidad musical, lo cual no se debe a una
razón esencialista, ni a la carencia de otros talentos, sino a la ausencia de oportunidades para que puedan manifestarse en otras áreas de
producción artística. Por eso, la Cultura Salsera cobra también relevancia,
porque a través de la música antillana, la salsa y el
baile, el negro ha sido visibilizado positivamente (al igual que en algunos
deportes) ganando un espacio que le ha sido negado en otros ámbitos de la
sociedad y la cultura.
Como músico o
bailarín, en ambos roles ha conquistado un lugar, con lo cual la Cultura
Salsera puede considerarse como escenario de inclusión para el reconocimiento y
la legitimación simbólica, aún en medio de la discriminación y el racismo
imperante en el país. Pero
no se trata de una reivindicación conquistada en el marco de un discurso
político explícito, o de un movimiento social que lucha por los derechos de las
minorías étnicas, ni bajo el patrocinio de burocracia alguna. Es una
reivindicación lograda desde el principio en un escenario distinto, el del
discurso musical y el de la fiesta popular salsera en Santiago de Cali, que
luego trascendió hasta ocupar los lugares que hoy ostenta en la industria
cultural y el mercado del entretenimiento.
Como conclusión de este segundo punto,
podemos decir que la presencia activa de la afro-descendencia ha sido una condición
necesaria, aunque no suficiente, para el
surgimiento y el arraigo de la cultura salsera
en Santiago de Cali y en otras ciudades de América Latina y el Caribe
donde subsiste la diáspora africana con diferentes manifestaciones artísticas y
culturales, entre ellas las que reivindicamos aquí.
3-El tercer factor corresponde al proceso de
industrialización desarrollado en torno a la agroindustria azucarera en las
décadas del 30 al 70 del siglo XX, paralelo con el auge de la industria
manufacturera y el establecimiento de las multinacionales norteamericanas
durante la década del 50, en el eje Cali
Yumbo. En conjunto, este proceso dio lugar a un nuevo proletariado urbano, una
clase trabajadora que al mismo tiempo, y con los demás sectores subalternos,
participaba de las dinámicas de
construcción de la joven ciudad y sus barrios. Fueron estos, junto a
comunidades marginales y periféricas, los receptores activos de una música que
aunque era producida en otras latitudes, terminó siendo apropiada por ellos,
cargada de significación y valor simbólico, en el contexto histórico social que
hemos descrito.
4-La presencia de
la industria cultural transnacional, principalmente el disco, la radio y el
cine, sobretodo el cine mexicano, que jugaron un papel fundamental en la
difusión de la música y el baile producidos en otras naciones de América Latina
y el Caribe. De esa expansión transnacional de la cultura industrializada
surgieron formas de apropiación, usos y significaciones inéditas, de los
productos difundidos. El contacto cotidiano con ellos mediatizado por las
tecnologías de la época, dio lugar, entre los sectores subalternos caleños, a
nuevas a formas de consumo y producción
cultural; a nuevas prácticas vinculadas con la música y el baile; a la adopción de símbolos urbanos
relacionados con la modernidad; y a estilos de vida territorializados en el
Barrio.
5- La ausencia de
una música propia, nacida de sus entrañas. Cali, a diferencia de otras ciudades
o regiones del país, no ha tenido una música autóctona, como sí la ha habido en
la costa Caribe, en los llanos orientales, en
la región andina, o en el Litoral Pacífico. Al carecer de una música
propia, históricamente arraigada en su base social, la música afro latina
(antillana y salsa) encontró el camino despejado para llenar ese “vacío”, justo
en el momento en que la ciudad enfrentaba su más grande transformación urbana a
lo largo de cuatro siglos. Y al ser la salsa una música urbana por excelencia,
nacida en el Barrio Latino de Nueva York y en las barriadas de Santurce y Ponce
en Puerto Rico, con antecedentes en los barrios negros de la Habana, cayó como
anillo al dedo para ser apropiada gozosamente por las generaciones de caleños y foráneos que
asumían esa construcción colectiva.
Pero, es en la
articulación compleja de esas cinco condiciones descritas, y no en una sola, ni
aisladas de las otras, donde podemos encontrar una explicación al porqué de la
salsa en Cali; de la importancia y el valor que ha adquirido con el paso del
tiempo, fortalecido bajo nuevas condiciones propiciadas por la globalización y
la industria del entretenimiento en el siglo XXI. Por estas y otras razones, la Cultura Salsera es la más
importante en Cali, aunque no sea la única que exista en la ciudad. En otras
palabras, la
salsa tiene una legitimidad que no se la dio ningún partido político ni de
derecha, ni izquierda. Tampoco se la dio administración municipal alguna, así
el anterior gobierno municipal haya financiado importantes eventos para las
ferias que organizó.
Durante los últimos 50 años, La Cultura
Salsera en Cali se fue desarrollando al
lado de otras manifestaciones musicales,
y no contra ellas. No fue por oposición a la música clásica, ni a la ópera, ni
al folclor, ni al rock, ni a la música tropical del Caribe colombiano. Fue junto a ellas que la Cultura Salsera fue abriendo su propio camino, como una
expresión de la diferencia de los sectores subalternos. Y lo logró, a medida en
que estos se fueron apropiando de la música antillana y la salsa, empezaron a usarla socialmente de
diferentes maneras, recreándola y transformándola en el baile, en la audición y
en la producción misma. La Cultura Salsera fue conquistando su espacio, ganando
el corazón de sus adeptos, habitando la piel y el cuerpo de miles y miles de
melómanos, y con ellos arraigándose en la memoria colectiva de nuestra ciudad.
Gracias a que
existe objetivamente, y no sólo como una intersubjetividad vivida colectivamente, la Cultura Salsera ha
sido reconocida oficialmente durante los últimos años, mediante el Acuerdo 0243
de 2008 “Por el cual se declara la salsa
como patrimonio cultural de Santiago de Cali…”[4]. Este es un reconocimiento
merecido que no ha sido suficientemente
respaldado con una política pública. Para rubricar esa importancia, pero
de manera independiente, el Ministerio de Comercio Exterior determinó, mediante
una investigación oficial a través de Proexport, que la salsa era el producto
más importante para promocionar la ciudad ante el mundo y desarrollar una
cadena productiva en torno a ella, por ser un valioso activo cuyo potencial
para la industria cultural no ha sido aprovechado plenamente. Pero, desde antes de ese acto institucional la salsa
es patrimonio cultural de amplios
sectores de Caleños que se identifican con ella; y si bien, es un
reconocimiento tardío, lo recibimos con
beneficio de inventario aunque sabemos que no se ha sido del todo consecuente
con respecto a la ley y a las obligaciones que la administración municipal
contrae cuando algo es considerado patrimonio cultural.
Ahora bien, durante la última década
se ha venido cuestionando la imagen salsera como estereotipo de la
ciudad. Diferentes voces la han rechazado, argumentando que “Cali no es sólo
salsa”. Nosotros también lo hemos dicho y fuimos los primeros en escribirlo.
Sabemos que el estereotipo esquematiza y reduce a la mínima expresión los
procesos histórico-sociales que le dan sentido a la salsa, que la convierten en
patrimonio cultural. Pero una cosa es rechazar el estereotipo y otra, ignorar el proceso. Por eso, el rechazo al
estereotipo salsero de Cali, no puede confundirse con el rechazo a una historia
cultural de la ciudad. Porque si el proceso fue vivido duramente también como
conflicto por comunidades pobres construyendo ciudad y ciudadanía, luchando por
la ocupación del suelo urbano, el estereotipo es sólo un cliché, saturado de
tanto repetirse. Lo reiteramos: el rechazo al estereotipo no puede convertirse
en un rechazo al proceso y la historia, máxime, cuando estos no son conocidos
ni por quienes repiten el cliché, ni
por quienes lo critican.
Alrededor de ese cuestionamiento se
ha gestado un frente contra la salsa del
que hacen parte diversos actores del campo cultural en Cali y que pretenden
hacerla responsable de la falta de
presupuesto para otras manifestaciones artísticas. Eso es parte de las
tensiones propias del campo y así lo asumimos. Pero lo que no se puede aceptar
es la afirmación según la cual la salsa se ha llevado la mayor parte del
presupuesto de cultura, lo que no es cierto, ni se ha demostrado con base en
información confiable y estudios financieros que lo certifiquen.
El frente creado contra la salsa está en
todo su derecho en tanto es la expresión voluntaria de grupos de ciudadanos que
tienen otros intereses artísticos, culturales o de otra índole, porque también
pueden tener intereses políticos, y cuando estos están de por medio cualquier
cosa puede pasar. Sin embargo, nos preocupa que ese frente anti-salsero, con
argumentos espurios, se haya legitimado y oficializado en la actual Secretaría
de Cultura bajo su dirección.
II.
Señora Secretaria: durante su
presentación del plan de desarrollo 2012-2015 de la Secretaría de Cultura, dijo
usted que había tenido más de 20 reuniones en distintas comunas de Cali
escuchando la gente, oyendo sus necesidades para construir un plan de manera participativa, con lo cual, obviamente estamos de acuerdo.
También ha convocado a diferentes sectores culturales como “integrantes
de bandas, coleccionistas y seguidores del rock, a participar en un diálogo
abierto de cara al plan decenal de cultura”,[5] lo cual nos parece muy bien, en aras de la
participación y la democracia cultural. Pero, extrañamente, no ha convocado
usted a las comunidades de salseros, que
están por toda la ciudad, y a las que ha ignorado deliberadamente. Suponemos
que obedece a una decisión política y estratégica ya tomada por usted, que
además se evidencia en el documento del plan de desarrollo entregado el día de
su presentación en el auditorio del centro cultural. Allí mismo, dijo usted que
la salsa “era un producto ya consolidado
en la ciudad”, lo cual implicaría que por esa razón no tendría mayor
respaldo, aunque también expresó que apoyaría algunas escuelas de baile.
(Conviene recordar que la Cultura Salsera no se reduce a una sola de sus
manifestaciones aisladas, por más importante que sea). Es evidente que, tanto
en el documento entregado como en su presentación oral, la salsa no es
importante para la secretaría a su cargo. Sus breves alusiones a ella caen en
las generalidades y la ambigüedad. (No
la menciona en el ítem que se refiere al
patrimonio, cuando, como ya hemos visto, la salsa es patrimonio cultural de la
ciudad. Tal vez usted no lo sepa, o no lo quiere saber… Aquí se lo recordamos).
Y es tan cierto, que le mereció un llamado de atención por parte de la ministra de cultura, quien
públicamente le reclamó “cuidado con la
salsa, porque es muy importante para
Cali”.
Es evidente también que su apuesta
es por el folclor del Pacífico al que le ha dado todas las prioridades, como se
evidencia en el documento y en su exposición oral. Reconocemos la importancia y
el valor de la música y el folclor del
Pacífico, estamos de acuerdo con que debe hacer parte del plan de cultura, pero
lo que no podemos aceptar es que se promueva como parte de “una política”
contra la salsa, ni aceptamos que mientras convoca a sus representantes, y a
representantes de otros sectores culturales, a los salseros nos excluya de toda
participación.
Finalmente, y en vista de que no ha
tenido usted la cortesía de invitarnos a debatir el tema, hemos decidido
invitarla a un encuentro en el que podamos deliberar en torno a este documento
y otras ideas que es necesario considerar, con el propósito de construir
democráticamente un plan de cultura para Santiago de Cali, del que usted nos ha
excluido. Proponemos que sea el próximo jueves 26 de abril, a las 6 de la
tarde, en el Salón Madera del centro cultural.
Gracias por su atención. Quedamos a
la espera de su respuesta.
Los nombres de quienes aparecen a
continuación han suscrito la firma de esta carta abierta y nos han autorizado
por escrito (correo digital) su inclusión en la lista.
Atentamente:
1.Alejandro Ulloa, antropólogo,
investigador y profesor de la Universidad del Valle.
2.Andrea Buenaventura, Directora ABB
Producciones y Fundación Delirio.
3.Yuri Buenaventura, compositor y
cantante.
4.Umberto Valverde, escritor,
periodista e investigador musical.
5.Willy García, compositor,
arreglista y cantante.
6.Luis Eduardo Hernández, “El
Mulato”, bailarín, fundador y director de la escuela Swing Latino.(Firma toda
su escuela profesional).
7.Carlos Fernando Trujillo, Director
Fundación Artística Rucafé. Líder de ASOSALCALI y sus 15 escuelas afiliadas,
que respaldan esta carta.
8.Javier Vázquez, cantante.
9. Alexander Zuluaga Perdomo. Gestor Cultural, Docente e Investigador,
Líder de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro
de Salsómanos "Salsa al Parque".
10.Rafael Quintero, investigador
musical y manager de Swing Latino.
11.Adriana Chamorro, cantante.
12.Francia Elena Barrera, cantante,
directora orquesta D Caché.
13.Irma Restrepo, empresaria
musical, manager de Willy García.
14.José Aguirre, arreglista,
compositor y director musical.
15.Richie Valdés, arreglista,
compositor y director musical.
16.Henry Holguín, periodista y
escritor.
17.Liliana Salinas, bailarina,
empresaria musical en Roma.
18.Andrea Arboleda, documentalista,
directora “Popularísima Salsa”.
19.José Manuel Vergara,
coleccionista, propietario de El Habanero Club.
20.Humberto Corredor, coleccionista,
empresario musical, propietario de sellos disqueros.
21. Pablo del
Valle, docente universitario,
investigador musical.
22. Andrés Díaz, Director del segmento de Latín
Jazz Javeriana Estéreo. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa
Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque"
23.Bladimir Morales, Coleccionista - Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".
24.Brayam Andrei Zuluaga Piedrahita, Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".
23.Bladimir Morales, Coleccionista - Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".
24.Brayam Andrei Zuluaga Piedrahita, Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".
25.Carlos Julio Valverde, Coleccionista. Integrante
de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de
Salsómanos "Salsa al Parque".
26.Edgar Ortiz Higuita - Trabajador Social y Gestor Cultural.
26.Edgar Ortiz Higuita - Trabajador Social y Gestor Cultural.
27.Ana María Cortés, Fundación Delirio.
28.Eddie Terranova - Presidente de Unión Nacional de Melómanos y Coleccionistas UNIMEL
29.Edward Semanate Palacios, Gestor Cultural y
Músico líder de la Orquesta Son 16 - Comuna 16.
30.Fabio Martínez. Escritor - Profesor Universidad
del Valle
31.Fernando Cardona, Bloguero del proyecto editorial a Gozar Latino.
32.Harvy
Palma, Coleccionista. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina,
Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".
33.Isidoro
Corkidi Yaffe, Coleccionista - Empresario
34.Jairo
Grijalba Ruiz, Melómano.
35.Jesús Darío González, Docente Universitario e Investigador Social.
36.Jhon Fernando Fernández, locutor y animador de las audiciones de barrio. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque"
37.Johnny Santacruz, Organizador de los encuentros Máster Sesión, Coleccionista. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".
38.Juan Carlos Ballesteros, organizador de los encuentros "Salsa con tolerancia", Dj, Coleccionista, Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".
39.José
Ariel Díaz, SINTRAUNICOL
40.Oscar
Lozada, Comunicador Social - Documentalista
41.Oscar Téllez, Coleccionista y Vendedor de Música. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque".
42.Wilmar Pasos, Dj. Coleccionista. Integrante de la Fundación Cultural Nuestra Cosa Latina, Organizador del Encuentro de Salsómanos "Salsa al Parque”.
43.William Peña, Fundación Artística Son de Luz
44.Carlos Alberto Estacio, Escuela de baile
Acrosalsa Latina
45.Virgelia Rosero, Fundación
artística Nueva Juventud
46.Charles Aguilar, Escuela de baile Rumba
con Clase
47.Patricia Monsalve,
Cali Fundación Artística Rumba y Sabor
48.Jhon Edwin Polanía, Escuela de Baile
Artístico Salsero.
49.Sandra Patricia Hernández, Escuela de
baile SALCA.
50.Diego Rojas, Escuela de Baile Pioneros del
Ritmo.
51.Jhon Alexander Diez, Escuela de Baile
Impacto Latino
52.Fabio Palacios, Escuela de baile Senfol
53.Jhon Freddy Leudo, Escuela de baile
Combinación Rumbera.
54.Gustavo Collazos, Escuela de baile Fiebre
Latina.
55.Jhon Edwin Polanía, Escuela de baile
Estilo Salsero.
56.Jhon Freyman Salazar, Escuela de Baile
Star Latin.
57.Manuel Tiberio Calvo, Escuela de Baile
Soneros del Ayer y Hoy.
58.Carlos Mario Yanguas, Escuela de Baile
Salsa Caché.
59.Wilson Girón, Escuela de baile talento de
barrio.
60.Víctor Larrahondo, Escuela de Baile Sabor
Rumbero.
61.Harrison Valencia -Escuela de Baile New Latin Dance.
62.Cristian Montenegro, Escuela de Baile
Danza Latina.
63.Adriana Trujillo, Escuela de baile Imperio Juvenil.
64.Miguel Ángel Palta, Comunicador Social
Periodista – Noticiero 90 Minutos
Nota: Por cada escuela
firman los directores, pero tienen las firmas de los bailarines.
C.C. Doctor Rodrigo Guerrero -
Alcalde de Santiago de Cali
Señor Gerente (E) de Corfecali
Medios informativos locales,
nacionales e internacionales.
Concejales de Santiago de Cali.
[1] Esta carta es producto de la discusión colectiva del grupo de
melómanos, coleccionistas y salseros interesados, que desde hace años se reúnen periódicamente
en Cali. Para elaborar este
documento se encomendó a una comisión integrada por los señores Alexander Zuluaga, Andrés Díaz y
Alejandro Ulloa, quien se encargó de la redacción final. Agradecemos a todos
los que la subscribieron y a quienes nos
respaldaron con sus comentarios, observaciones e ideas para depurar la primera
versión del documento.
[3] El
producto de esa investigación y el análisis respectivo fueron consignados en el
libro La Salsa en Cali, del
antropólogo Alejandro Ulloa. (1ª
edición, Universidad Pontificia Bolivariana,
Medellín 1988; 2ª edic. Universidad del Valle Cali 1992). Véase también,
Édgar Vásquez Benítez: Historia de Cali
en el siglo XX. Sociedad, economía,
cultura y espacio. 2001. El barrio
popular, la música antillana y la salsa
aparecen representados también en la Literatura caleña de los años
70, particularmente en dos obras
pioneras: Bomba Camará, Umberto Valverde 1972; y “Que
viva la Música” Andrés Caicedo 1977
[4] Antes de esta decisión
institucional, el Consejo Municipal produjo el acuerdo No. 47 de 1999 “por medio del cual se reconoce la salsa
como expresión cultural y se crea el Festival de Salsa…”. Luego, el acuerdo
No.0155 de 2005, en el cual se destina un incremento del 0.5% en el recaudo de la estampilla pro-cultura, a
“la participación en eventos macros de la
ciudad como el Festival de Salsa y Verano, la Feria de Cali y otros eventos”.
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* Se actualiza periódicamente. Abril 20, 2012
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La
salsa armó tremendo 'zaperoco'
Por: REDACCIÓN ELTIEMPO.COM | 6:43 p.m. | 19 de Abril
del 2012 . Impreso Abr. 20 http://www.eltiempo.com/colombia/cali/polemica-en-torno-a-la-salsa_11609662-4
Por
cuenta de la salsa, el ritmo que identifica a Cali, se generó toda una
controversia.
La salsa es el ritmo que pone a
bailar a los caleños y cuya fama de bailarines ha llegado a otros lados con no
pocos campeones mundiales, y orquestas que llevan sus sones a todos los rincones. Es ahora el centro de un debate
que no para de crecer por las redes sociales.
En el centro están el
periodista y escritor Umberto Valverde y de otro lado -aunque dice no estar en
ánimo de enfrentamientos-, la secretaria de cultura y turismo de la Alcaldía de
Cali, Sandra de las Lajas Torres.
Sectores relacionados con la
salsa le cuestionan a la funcionaria desconocer la trascendencia de este ritmo,
descalificar el Mundial de Salsa y querer enfocarse en el Festival del Petronio
Álvarez, evento que en el Pascual Guerrero el año pasado tuvo tres días bajo el
ritmo de marimbas y sones del Pacífico.
"Desde que ella se
posesiona el discurso que empieza a manejar es el de que la salsa es un
producto consolidado y por lo tanto no había que apoyar y sí otras
disciplinas", dice Valverde.
"Después se reúne con las
escuelas de salsa y emite un comunicado en el que dice que estas presentan una
crisis interna. Con ese encuentro se desconoce que la salsa integra músicos,
escuelas, coleccionistas e investigadores y escritores", refiere Valverde,
quien a través de redes sociales y medios expone sus cuestionamientos.
El correo de una psicóloga
aumentó la temperatura, al señalar que "luego de escucharlo (a Valverde)
en un espacio radial ... esta servidora se atrevió a emitir un concepto
profesional, basado en hechos que paso a referir. La persona en mención, podría reunir las condiciones para padecer de
Esquizofrenia; de esa patología no va a fallecer seguramente, pero si irá afectando su calidad de vida y
sus relaciones públicas; por ello se sugiere que se le evalúe
médicamente".
Y agrega que la Secretaria fue
tratada como 'loca' y enemiga de la salsa, lo que podría implicarle riesgos.
Esta descalificación a Valverde
originó primero respuestas aisladas de sectores vinculados con la salsa y ayer
un comunicado firmado por más de medio centenar de personas y entidades, en el
que destacan la importancia de la salsa.
El comunicado dirigido a la
secretaria de cultura de Cali señala que: "sabemos que en Cali existen diversas culturas musicales,
todas con derecho a formular sus propuestas y participar en un plan, pero
queremos destacar la importancia de la Cultura Salsera, a la que se quiere
ignorar deliberadamente como se evidencia en el documento entregado y
presentado por usted".
Agrega que "su apuesta es
por el folclor del Pacífico al que le ha dado todas las prioridades, como se
evidencia en el documento y en su exposición oral ... estamos de acuerdo con
que debe hacer parte del plan de cultura, pero lo que no podemos aceptar es que
se promueva como parte de 'una política' contra la salsa".
Entre quienes firman están
Alejandro Ulloa, escritor docente de Univalle; Andrea Buenaventura (Delirio),
los cantantes Yuri Buenaventura, Willy García, Adriana Chamorro y Francia
Elena, el bailarín 'Mulato', salsómanos, coleccionistas e integrantes de
escuelas de salsa.
Frente a esto, la secretaria de
Cultura señala que, sin querer responder a nadie ni entrar en polémicas
"desde enero que empezamos identificamos que una de las fortalezas que
tiene Cali pero que a su vez requiere ser fortalecida es el tema de la salsa,
identificamos que las escuelas requieren de un acompañamiento estratégico y
formadas en varios temas que complementen el de ser bailarines, en un cluster
que involucre otros sectores".
En relación con sus
cuestionamientos al Mundial de salsa refiere que "creemos que ahí se debe
hacer una reingeniería. El Mundial de salsa debe ser distinto, no uno donde
participan solo las comunas o escuelas de Cali, deben llegar otros países"
y refiere que no se justifican 1.000 millones de pesos "en un 'mundial de
comunas".
Destaca una carta de intención
de la Usaid para procesos culturales con la salsa, la marimba y el Petronio.
Y mientras ella convoca para
diálogos el 27 de abril y el 4 de mayo, los firmantes de la salsa planten uno
el 26 de abril.
Y desde Guayaquil, el
periodista Henry Holguín, en carta a la psicóloga, expresa que "usted
tiene razón respetada doctora. Umberto Valverde está loco y no es el único. Yo
también lo estoy ... Y tantos y tantos caleños que luchamos durante décadas
para que Cali aceptara sin vergüenzas estúpidas su herencia negra y africana
...Nos volvimos locos del aburrimiento en los años 70s cuando la sociedad
caleña intentó imponernos a "los graduados, los black star y demás
cultores de la música paisa..Porque la cosa no es de 'sufrir me tocó a mí en
esta vida', sino de ¡Agúzate...que te están velando!
Lo contradictorio es que la
salsa y el Petronio tienen sus raíces en los ancestros afrodescendientes.
CALI.